miércoles, 14 de mayo de 2008

El mundo demanda alimentos


Estamos en presencia de cambios en los mercados de alimentos que exigen comprensión, si es que queremos diseñar políticas productivas que creen empleo y reduzcan la pobreza.

Influyeron en esta declinación los subsidios de los países industrializados.

La Depresión Mundial de la década del 30 inauguró un período de bajos precios agrícolas

En esta concepción del comercio internacional, las retenciones tenían la virtud de generar recursos fiscales y contener alzas bruscas de precios de los alimentos sin pagar los costos de menos producción.

Ellos mandan, por medio de los precios en alza, un mensaje muy claro: "Necesitamos sus alimentos porque nuestro nivel de vida está mejorando velozmente". Las retenciones son atractivas, ya que impiden el alza del costo de los alimentos en el mercado interno, con lo que evitan así presiones inflacionarias.

Son pocos los países que gravan sus exportaciones, Por esta razón, no basta con asegurar la ecuación fiscal, ya que la mera eliminación de las retenciones tendría un inmediato impacto alcista en el precio de los alimentos. No existirá, entonces, viabilidad política para esta propuesta si no se protege lo suficiente al segmento más pobre de la población. Existen muchas formas de establecer subsidios focalizados a estos consumidores, que deben ser protegidos.

Los impuestos indirectos, como las retenciones, son inútiles para este meritorio objetivo y, en muchos casos, redistribuyen ingresos de productores pobres a consumidores ricos

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